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La primavera, ´enemiga´ del perro

La razón hay que buscarla en que la mayoría de los perros son alérgicos a las pulgas, cuya población se multiplica con las altas temperaturas, y muchos también lo son al polen. El principal problema es detectar el origen de la alergia ya que las pruebas más eficaces son también las más caras

ANA RAMIL | A CORUÑA Los estornudos se sustituyen por picores en todo el cuerpo, los ojos llorosos por irritación en la piel y la secreción nasal por otitis que no cura, pero el origen de los síntomas es el mismo que en los humanos: contacto con el polen, los ácaros del polvo o ciertos alimentos. Al llegar la primavera, la alergia también es una consulta frecuente en las clínicas veterinarias. Casi uno de cada tres perros es alérgico y los síntomas suelen aumentar a partir de marzo. "Hay alergias que aparecen durante todo el año, pero es cierto que se detectan más casos en primavera y verano", sostiene Enrique Orro, miembro del Colegio de Veterinarios de A Coruña, quien alerta de que, al igual que ocurre con los seres humanos, cada año aumentan los canes alérgicos. "Vivimos en un ambiente cada vez más tóxico. Las moquetas, el barniz de los muebles de la casa, los productos con los que limpiamos, los plásticos... todo ello puede causarles alergia", resalta.

Pese a que la mayoría de perros conviven alguna vez en su vida con las pulgas, estos pequeños insectos que se alimentan de su sangre son los responsables de la alergia más frecuente entre estas mascotas. Los más afectados, los perros urbanos. "La alergia a la picadura de pulga es muy común, sobre todo, en perros de piso porque pueden adquirir las pulgas al salir a pasear y después las altas temperaturas de las viviendas favorecen que estos insectos se reproduzcan", sostiene Enrique Orro, quien reconoce que "aunque el mercado ofrece numerosos productos para controlar las pulgas", con que solo uno de estos insectos pique al perro alérgico, ya presentará síntomas.

La primavera y el verano es la época en la que se produce mayor proliferación de estos insectos y por tanto, el periodo más temido por estos alérgicos de cuatro patas.

Otra de las alergias más habituales entre los canes es la alimentaria: al huevo, la leche, el trigo o la proteína de vaca, entre otros productos. Las claves para prevenirla no están nada claras. Pese a que los veterinarios coruñeses reconocen que un perro que coma de todo "está más expuesto a tener una reacción alérgica a algún alimento", los especialistas creen que los piensos tampoco son la mejor forma de alimentar a estas mascotas. "Está claro que el pienso es lo más cómodo y que hoy en día los hay adecuados a las necesidades de cualquier perro (para quienes sufren insuficiencia renal, con suplementos, para alérgicos...), pero no creo que sea lo mejor", sostiene Orro, quien asegura que "una dieta casera correcta, sin incluir aquello que ya sabemos que el perro no metaboliza como el chocolate, no tiene porqué producir problemas". "No hay que olvidar que los piensos pasan por un proceso industrial y que absolutamente todos incluyen cereales, algo que por ejemplo, en el caso de los gatos como no es habitual en su dieta, puede producir alergias", resalta. Pero hallar el origen de la alergia alimenticia no es fácil. "Hay que ir probando a eliminar alimentos hasta que descubrimos cuál era el que causaba reacción y retirarlo de su dieta habitual", indica este veterinario coruñés.

Pero quienes más sufren al llegar la primavera son quienes padecen alergias ambientales (al polen de determinadas flores o a los ácaros del polvo). "Este tipo de alergias aparecen de forma más frecuente en perros que viven en zonas de campo y precisan de tratamiento porque en este caso no se les puede aislar del alérgeno", indica Orro. Sin embargo, el principal problema al que se enfrentan los veterinarios es a detectar qué provoca la alergia, un tema complicado en el caso de estos pacientes de cuatro patas. "En la mayor parte de los casos no llegamos a saber nunca a qué son alérgicos", indica este veterinario con clínica en la localidad coruñesa de Cambre. Tal y como ocurre con los humanos, la prueba intradérmica -pequeños pinchazos en los que se introduce la sustancia alérgena sospechosa bajo la piel para ver cuál produce reacción (normalmente en forma de pequeña hinchazón o rojez)- es la más eficaz. Sin embargo, no es la más utilizada en el caso de los perros. "Los dueños no la quieren porque obliga a rapar una zona muy amplia para realizarla y por su elevado coste", indica Orro, quien añade: "La mayoría opta por la analítica sanguínea que es un método menos fiable porque podemos analizar veinte de los millones de alérgenos que existen".

Pese a desconocer su origen, detectar que un perro sufre alergia es sencillo. Los síntomas son similares sea cuál sea el alérgeno. "La principal característica es que sufren mucho picor, especialmente por la zona del rabo y el interior de los muslos. El estar continuamente rascándose hace que lleguen a arrancarse pelo de determinadas zonas o que se inflame la piel. Además también es frecuente que tengan irritada y con rojeces la piel o que padezcan otitis que no se curan. A partir de ahí ya pueden surgir otras consecuencias como contaminación de las heridas", indica Enrique Orro.

Otro de los problemas para los perros alérgicos es el elevado coste o los efectos secundarios de los tratamientos más habituales para terminar con los síntomas. "Hay tratamientos con corticoides, pero suelen tener bastantes efectos, no son inocuos; o antihistamínicos, con un precio alto", sostiene Orro, quien asegura que lo primero es evitar que el animal entre en contacto con el alérgeno y solo si no es posible, recurrir al tratamiento. "Hay casos en los que también es efectiva la homeopatía, una terapia más asequible y que permite una mejor calidad de vida al perro", indica.

Canes y humanos tienen similitudes. Para ambos, la primavera puede ser su particular enemigo.

Fuente: Ana Ramil para laopinioncoruna.es
 

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