El estrés no es sólo un sentimiento humano. Los miles de perros que cada año son abandonados también la sufren. Los motivos suelen ser diversos, pero en general, están relacionados con la vivencia de experiencias traumáticas como el maltrato. Estos casos son frecuentes entre los perros que llegan a los albergues, y que, una vez allí, cambian de carácter. Vivir en habitáculos delimitados, no gozar de plena libertad, la sobrepoblación de las perreras o la pérdida de las costumbres provocan en el perro síntomas de estrés, soledad, y alteraciones físicas y psicológicas.
Y para luchar contra ello, la compañía es la mejor solución. O por lo menos eso es lo que asegura el último estudio realizado por la Universidad de Granada, que afirma que tan sólo hacen falta 25 minutos para que estos perros vuelvan a sentirse otra vez queridos y realizados.
Según la investigación, llevada a cabo por un grupo de Etología Clínica Veterinaria del Departamento de Medicina de Cirugía Animal, el contacto físico de los canes con las personas reducen los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés que, según afirman los científicos, se incrementa en los perros cuando llegan a los albergues, generando un estado de estrés agudo que afecta a su bienestar.
Por ello, los coordinadores del estudio, los profesores Rocío López y David Menor, aseguran que es importante que las perreras mantengan una rutina en la que los animales salgan a pasear y convivan al menos media hora al día con personas.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores observaron a medio centenar de perros recogidos por el refugio animal de Granada. Primero los dividieron en dos grupos, y después compararon las reacciones fisiológicas de los animales que no salían de las perreras con aquellos que sí iban de paseo y con los que hacían ejercicios de obediencia y de atención.
Estos estudios demostraron que al final, los perros que tenían trato con otras personas y salían de los centros de adopción no sólo registraban en la lengua menores índices de cortisol, si no que además mejoraban su puntuación en los test previos a su adopción. Estos test, que tratan de conocer y detectar problemas de comportamiento que podrían provocar el abandono o la renuncia del animal, garantizan la seguridad de las personas que los adoptan.
Y es que los problemas de comportamiento son uno de los motivos más frecuentes por los que los perros son abandonados o devueltos a los albergues. Las conductas agresivas, ser destructivos, escaparse, ser desobedientes o hiperactivos son los motivos más alegados a la hora de devolverlos.
Por ello, para que los perros abandonados sean más afables y cariñosos, y superen el estrés, los profesionales recomiendan una terapia basada en cariño y ejercicio. Y aunque son conscientes de que estas terapias requieren inversión en recursos económicos y humanos, aseguran que a la larga son «enormemente rentables», ya que aumentan las posibilidades de adopción al conseguir que el animal sea más amigable.
En el fondo, los perros son como niños
Un estudio publicado por la Academia Húngara ha revelado que los perros tienen habilidades para descifrar qué es lo que queremos comunicarles. Al parecer el funcionamiento social-cognitivo de los perros se asemeja al de un niño de 6 meses a 2 años de edad en muchos aspectos. Así, al igual que los bebés, los perros son sensibles a las señales verbales y el contacto visual que indican la intención comunicativa. Esas señales incluyen el abordaje verbal y el contacto visual
Fuente: L. Durán para larazon.es
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