Los compuestos químicos de las cremas solares y otros cosméticos están invadiendo los ríos españoles. Por primera vez, un estudio ha detectado estos productos, conocidos como filtros ultravioletas, en las aguas del Guadalquivir, el Ebro, el Júcar y el Llobregat. Otro trabajo ha detectado estas sustancias en agua del grifo y agua mineral embotellada en Barcelona. La concentración detectada de estos productos es demasiado pequeña para causar daño a ninguna persona, pero sí podrían ser suficientes para impedir la reproducción de la fauna fluvial.
"El mayor peligro es para la biodiversidad" de los ríos, explicó este lunes el investigador Damiá Barceló, coordinador de ambos trabajos dentro del proyecto SCARCE, en el que más de un centenar de investigadores analizarán los contaminantes en las cuatro cuencas fluviales señaladas hasta 2014. Una persona tendría "que beber 100.000 litros de agua para poder sufrir daños", resaltó este lunes Barceló durante la segunda conferencia anual del proyecto, que se celebra hasta hoy en Madrid.
SCARCE pretende determinar qué impacto tendrá el cambio climático en las cuencas fluviales mediterráneas de la Península Ibérica. Una de ellas es la mayor concentración de productos químicos que no consiguen eliminar las plantas depuradoras actuales y cuya concentración será mayor en los ríos cuanta más sequía haya. En el caso de los filtros ultravioletas la relación con el cambio climático es aún mayor, "pues su uso aumentará debido al calentamiento", explicó este lunes Barceló.
Su equipo ha analizado las concentraciones de 11 filtros ultravioletas que son usados en protectores solares así como en productos domésticos e industriales como los plaguicidas. Los vertidos de estas sustancias no están regulados por ley, según Barceló, pero dos de ellos, el 4MBC y el EHMC, por sus siglas en inglés, están considerados como "precandidatos" para entrar en la lista de la Unión Europea de productos que deben ser vigilados en el medio ambiente. Dinamarca no recomienda el uso de 4MBC en productos para niños debido a sus efectos sobre las hormonas y la reproducción .
Peces estériles
Aunque apenas hay estudios sobre los efectos de estos productos en el medio ambiente, varios trabajos han demostrado que desbaratan el funcionamiento de las hormonas en peces y roedores, lo que puede disminuir su fertilidad o incluso anularla por completo.
"Un estudio en Suiza ha demostrado que estos productos se acumulan en la grasa de los peces", señaló Barceló, que apuntó que la creciente concentración de filtros solares en las cuencas fluviales podría hacer que "determinadas especies desapareciesen".
Entre las soluciones posibles estaría perfeccionar los sistemas actuales de tratamiento de aguas residuales para eliminar los filtros ultravioletas o sustituir los que resulten más problemáticos por compuestos alternativos, apuntó el investigador.
Fuente: NUÑO DOMÍNGUEZ para publico.es
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org