El CVCV aclara el manejo de Presvet para poder comunicar recetas de antibióticos

El 2 de enero entrará en vigor el RD 191/2018, de 6 de abril, por el que se establece la transmisión electrónica obligatoria de datos de las prescripciones veterinarias de antibióticos (y piensos medicamentosos con antibióticos) destinados a animales de abasto. Como ya es bien sabido, esta normativa exigirá de forma obligatoria al veterinario el envío mensual de información, en formato electrónico, de todas sus recetas con este tipo de fármacos. En el caso de la Comunitat Valenciana estos datos se deberán remitir directamente al sistema informático creado por el MAPA (Ministerio de Agricultura), esto es, a través de la plataforma Presvet.

Para resolver las posibles dudas en el manejo de este sistema, el CVCV organizó una jornada el pasado 21 de noviembre en la sede del Colegio de Valencia (ICOVV) en la que el experto en esta materia y vocal de Covetcas, Javier Balado, realizó una exposición eminentemente práctica, con ejemplos concretos extraidos de la experiencia con este portal. “El sistema está ya desde hace semanas en pruebas y conviene que, cuanto antes, los usuarios pidan su clave y contraseña porque el programa está dando algunos fallos y conviene que se familiaricen cuanto antes con él”, dejó claro Balado desde un primer momento.

En pruebas

Las recetas se pueden ya subir a la plataforma ministerial bajo tres fórmulas conocidas: una a una (lo que es poco operativo); de forma conjunta a través de un simple fichero excel o a través de los diferentes programas de recetas electrónicas conocidos y que estén ya habilitados por la Dirección General de Farmacia (como ‘Recetas 2.0’, ‘Prescrivet’ o ‘Gestiona Recetas’... si bien se irán sumando otros tantos más). “Cada veterinario, con arreglo a su trabajo, tendrá que elegir cuál es la herramienta informática que mejor le acople, considerando su volumen de recetas o los tipos de servicios que realice”, aclaró Balado. El colegio será el encargado de asignar los números de receta a los colegiados.

Errores en los piensos

La jornada también contó con la aportación de dos responsables del Servicio de Seguridad y Control de la Producción Agraria de la Consellería de Agricultura -Ismael Serrablo y Fernando Piquer- quienes entraron a describir cuáles son los errores más comunes en la prescripción de piensos medicamentosos. En este sentido, los funcionarios hicieron referencia a posibles fallos por falta de concreción o por no estar bien especificada la dosis correspondiente, porque no se corresponda con las indicaciones del pienso o porque la receta no mencione correctamente la enfermedad.

La ‘receta inversa’

La conocida como ‘receta inversa’ es una mala práctica en la dispensación de medicamentos que consiste en que el propietario de los animales solicita los medicamentos a la comercial sin disponer de la debida receta, la cual es elaborada por la propia comercial y posteriormente firmada por un veterinario. El Programa Nacional de Control de la Prescripción y Dispensación de Medicamentos Veterinarios alerta sobre este problema y así se recoge en la primera conclusión del informe de resultados de 2.017 , que dice: “Actualmente, el principal riesgo del uso inadecuado del medicamento veterinario es su dispensación sin la necesaria prescripción veterinaria previa, ligada al conocimiento directo de la situación sanitaria de las explotaciones y de sus animales”.

Como se puso de manifiesto a lo largo de la jornada del CVCV, con la implantación de los sistemas de receta electrónica se corre el riesgo de que este tipo de prácticas se favorezca. En este sentido, Javier Balado (Covetcas) recordó que el veterinario puede incurrir en responsabilidades “si presta sus claves de prescripción electrónica a las comerciales, dejando la decisión de los tratamientos en manos de los ganaderos y las comerciales porque sería como dejar nuestro talonario en blanco pero firmado y sellado en la comercial”.

Es más, en virtud de lo recogido en la ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, este tipo de prácticas son calificadas de ‘graves”’ con multas de hasta 30.000 euros.