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Problemas en las glándulas anales

 Los perros (y también los gatos y los hurones) tienen dos glándulas anales bajo la piel situadas a ambos lados del ano. Son pequeñas bolsas de alrededor de un centímetro de diámetro que tienen, mediante un conducto de drenaje, una apertura al ano. Estas bolsas almacenan material de excreción: una sustancia líquida, de color marrón amarillento y maloliente, muy desagradable. En los animales sanos, las bolsas anales se vacían regularmente por el paso de las heces. De este modo, se añade a las heces una clara señal olfativa para los otros animales. A través de este líquido los perros informan a otros sobre su sexo, enfermedades, estatus, temperamento, etc. Además, en una situación de miedo extremo pueden vaciarlas con la finalidad de disuadir a su enemigo por el mal olor del contenido que eliminan.

Cuando se obstruyen
En ocasiones estas glándulas se obstruyen, se inflaman o se infectan dando lugar a diversas patologías. ¿Por qué? Por la estructura anatómica del perro, por un aumento en la densidad de las secreciones, por una mala alimentación o bien tras un proceso de diarreas prolongado.
Los problemas más frecuentes se conocen como impactación, abscesos y saculitis anal. Pueden sucederse en el tiempo, pero también coexistir.
-La impactación de los sacos anales se caracteriza por la acumulación de líquido pastoso que sale muy difícilmente por la presión digital del saco anal inflamado.
-En la saculitis se produce una secreción cremosa de color amarillo-verdoso.
-El absceso del saco anal se caracteriza por la salida de material purulento (mezclado con sangre) cuando se presiona, que suele estar inflamado, o incluso puede fistulizarse.
El conducto de drenaje se obstruye, la secreción queda retenida y se puede desarrollar una infección secundaria, dando lugar a un absceso. Es un problema persistente y se repite en el tiempo. Además puede afectar a una o a las dos glándulas.

Algunos están más predispuestos
Hay algunos perros que se muestran más propensos a tener problemas en los sacos anales, sobre todo aquellos que tienen pliegues en la zona del orificio de las glándulas que pueden dificultar su vaciado. El veterinario recomendará en esos casos la limpieza mensual de los sacos en la consulta.
Los machos dominantes o poco sumisos, como los Terrier, suelen padecer problemas en sus glándulas anales. La edad de mayor probabilidad de aparición de este trastorno se encuentra entre los tres y los ocho años.
Además, los perros que no están esterilizados y tienen contacto con perras en celo también pueden tener problemas. Las hormonas sexuales influyen en el funcionamiento de las glándulas anales caninas, ya que intervienen en la secreción de las feromonas.

¿Qué síntomas presentan?
Los síntomas varían mucho, pero se inician con un picor intenso alrededor del ano que provoca un comportamiento típico en el perro: arrastra el ano por el suelo, y también se muerde y lame la zona alrededor del mismo. A veces incluso puede despedir un desagradable olor específico. Es importante descartar si la causa de esos picores son pulgas, tenias, alergias o diarreas.
La zona puede encontrarse inflamada. Suele ser doloroso y genera malestar: puede llegar a ser tan doloroso que el perro evite defecar. En ocasiones provoca fiebre e incluso vómitos.

Tratamiento y pronóstico
Si los sacos anales están demasiado llenos es posible vaciarlos mediante presión. No es tan fácil como puede parecer y es conveniente que el veterinario explique cómo hacerlo. Hay que sujetar las bolsas entre el pulgar y el dedo índice (preferiblemente con un guante y un pañuelo en la mano) masajeando desde delante hacia atrás.
En caso de una obstrucción persistente de los conductos de drenaje de las glándulas puede ser necesario puntualmente introducir un dedo en el ano y exprimir así la glándula hacia su apertura para vaciarla. ¡Cuidado! No se debe experimentar con esto en casa: debe hacerlo un especialista. Tampoco es aconsejable intentar vaciar las glándulas de manera preventiva en casa, ya que esto puede estimular la producción del material de excreción. Si se hace de forma incorrecta se podría producir la irritación e infección de la glándula sana.


Posteriormente el veterinario suele desinfectar la zona y administrar un antiinflamatorio.
En caso de que se haya formado un absceso, el especialista lo abrirá para vaciarlo por comple-to y recetará un antibiótico para controlar la infección.
Como norma general hay que evitar la obesidad y proporcionar a los perros dietas equilibradas de calidad.
Si los problemas son recurrentes el veterinario planteará la posibilidad de realizar una intervención quirúrgica mediante la cual las glándulas son eliminadas por completo (denominada saculectomía). Es un buen método para liberar al animal de los desagradables problemas recurrentes, pero no deja de ser una intervención agresiva.

La prevención es la mejor herramienta
Para evitar estos desagradables problemas y actuar lo antes posible, lo más recomendable es cumplir tres normas básicas:
-Observar si el perro siente molestias en la zona anal.
-Alimentarlo con comida equilibrada de calidad, específica para perros.
-Observar que sus heces son consistentes.
Si se observa que alguno de estos aspectos falla, debe consultarse con el veterinario para que revise sus glándulas anales y si es necesario proceda al vaciado y limpieza de las mismas antes de que evolucionen hacia una infección o una fístula. Cuanto más se tarde en acudir al veterinario, más doloroso será el drenaje de las glándulas.
 

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