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¿Cómo tratar la disfunción cognitiva?

El síndrome de disfunción cognitiva (SDC) es una patología crónica y progresiva que afecta al sistema nervioso de las mascotas, principalmente los perros. Tiene algunas semejanzas con el alzhéimer humano. El tratamiento adecuado incluye aspectos como la modificación del entorno y de la conducta. En algunos casos también ciertos medicamentos sirven de ayuda. Algunos estudios indican que el 28 % de los perros entre 11 y 12 años y el 68 % de los que tienen 15 y 16 años muestran al menos algún signo asociado con el SDC.

En los gatos, los signos empiezan a manifestarse aproximadamente a los 10-11 años de edad.
Como en muchas otras patologías, la detección precoz puede ayudar a retrasar su evolución. Por este motivo los veterinarios suelen prestar una atención especial a los pacientes de más de 10 años en las visitas rutinarias, por si mostraran signos de esta enfermedad. En los perros, los más habituales son las alteraciones en la interacción social y cierta confusión a la hora de cumplir con las órdenes habituales. En ocasiones no es fácil detectar estos cambios, por lo que hay que estar muy atento a cualquier modificación que se produzca en los hábitos de la mascota. Para ello, el veterinario debe conseguir un historial conductual lo más completo posible, y resultan de gran ayuda las respuestas a las siguientes preguntas:


-¿Cuándo se manifiestan con más frecuencia los problemas?
-¿Existe algún desencadenante que los provoque?
-¿Qué signos de ansiedad presenta?
También puede ser muy útil grabar en vídeo las conductas anómalas y mostrárselo al veterinario.

Síntomas más habituales
-Eliminación inadecuada.
-Desorientación.
-Cambios en el ciclo del sueño.
-Vocalización excesiva.
-No obedece las órdenes básicas.
-Reducción de la interacción con miembros de la familia.

¿Qué se puede hacer?
Se pueden aplicar algunos cambios para mejorar el entorno en el que vive el animal y conseguir así que se sienta más cómodo.
-Se debe desarrollar una rutina diaria para comer, hacer ejercicio y otras actividades, y mantenerla. Del mismo modo hay que evitar cualquier cambio brusco en la vida del animal.
-No mover los muebles o cambiar de sitio los objetos de la mascota.
-Hay que proporcionar estimulación física y mental.
1. El entrenamiento, el juego o los ejercicios pueden mantener activas las funciones cognitivas.
2. Los juguetes que ocultan la comida también pueden mantenerlo activo.
-Respecto a los hábitos higiénicos, si es necesario, en el caso de los gatos se deben utilizar cajas de arena con los lados bajos para facilitar que los animales puedan entrar sin mucho esfuerzo. En el caso de los perros, se debería salir al exterior más a menudo.

¿Cómo ayudar?
Lamentablemente el SDC no tiene cura y además es una enfermedad que va empeorando con el tiempo. Asumir esto no es fácil. Sin embargo, puede hacerse que los últimos años de la vida de la mascota sean lo más agradables posible, tanto aplicando los anteriores consejos como reforzando los vínculos con ella: pasar más tiempo de calidad a su lado, aprender a tener paciencia y acomodarse a su ritmo al realizar actividades junto a ellos. Si el animal se pone nervioso, es mejor tomarse un respiro y reemprender la tarea al cabo de un rato.

No todo es SDC
Existen otras condiciones neurológicas que podrían confundirse con el SDC, por lo que es necesario que el veterinario las descarte antes de diagnosticar dicha patología:
-Otras enfermedades neuronales.
-Algunas patologías endocrinas, como la diabetes o el hipertiroidismo, pueden manifestar alguna alteración de la conducta como por ejemplo una eliminación inadecuada, exceso de vocalización, agresión o letargo.
-Los procesos dolorosos, como la osteoartritis, pueden hacer que los pacientes no encuentren una postura adecuada para descansar, por lo que se muestran inquietos y ansiosos.
-Las enfermedades metabólicas que afectan al hígado o al riñón también pueden provocar irritabilidad, eliminación inadecuada o desorientación.
-Algunos medicamentos pueden tener efectos sobre el comportamiento.
-La pérdida de las capacidades de los órganos de los sentidos (visión, oído) también puede hacer que el animal se sienta confuso y desorientado.
 

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