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El hipertiroidismo felino

La tiroides es una glándula con forma de mariposa que se encuentra en el cuello. Fabrica las hormonas tiroideas (denominadas T3 o triyodotironina y T4 o tiroxina) que se encargan de regular el metabolismo, es decir, la manera que tiene el organismo de utilizar la energía que proviene de los alimentos. Los problemas tiroideos más frecuentes se deben a una producción anormal de hormonas tiroideas: si genera pocas, la patología se denomina hipotiroidismo; si por el contrario las libera en gran cantidad, tenemos un cuadro de hipertiroidismo. El principal objetivo del tratamiento será pues el de conseguir que la producción de hormonas recupere sus niveles normales. El hipertiroidismo es una enfermedad endocrina que se ve con bastante frecuencia en los gatos geriátricos, es decir, aquellos que superan los ocho años de edad. 

En la mayoría de los casos no tiene graves consecuencias pero en un pequeño porcentaje, puede producir carcinomas tiroideos malignos. Por lo tanto, es necesario controlar de forma periódica al animal.

Signos
Los signos que caracterizan a un gato con hipertiroidismo son:
-Pérdida de peso.
-Aumento del apetito (aunque algunos pacientes lo pierden) así como de las ganas de beber y de orinar.
-Vómitos
-Debilidad general.
-Hiperactividad.
-Diarrea.
Los elevados niveles de hormonas tiroideas también pueden provocar problemas en el corazón, como soplos, dificultad para respirar, taquicardias y arritmias.
Al realizar un examen físico se pueden notar a ambos lados de la tráquea unos bultos o nódulos de forma muy clara.

Pruebas
El diagnóstico definitivo se debe basar en los signos, la historia clínica y los hallazgos que se obtengan en el examen físico.
Si el veterinario sospecha que el gato padece hipertiroidismo solicitará un análisis de sangre en el que además de comprobar el estado de los glóbulos blancos, los rojos y los demás parámetros sanguíneos, revisará el nivel de tiroxina; si este es elevado, en un 90 % de los casos nos encontramos con un gato hipertiroideo. No obstante, es posible que los niveles sean normales porque otras enfermedades enmascaren esa gran cantidad de tiroxina. Para obtener una seguridad total, en estos casos se tendrá que examinar la tirotropina, que estará a niveles muy bajos si el paciente tiene realmente hipertiroidismo.
Igualmente hay que comprobar el estado de otros órganos como hígado, riñón, pulmones o corazón. Por lo general, estos pacientes tienen las enzimas del hígado elevadas. Por lo que respecta al corazón, si se le hace una radiografía se puede comprobar que este órgano es más grande de lo normal. Habitualmente el corazón recupera su tamaño normal cuando la afección se trata.
Algunos gatos también pueden presentar un aumento de la presión sanguínea.

Tratamientos
Existen diferentes opciones de tratamiento que se deben ajustar a las necesidades de cada gato y propietario. Una vez más el veterinario recomendará la más adecuada para cada paciente. En principio, dependerá del estado general del gato y habrá que prestar atención a la función del riñón y corazón. Será imprescindible que el veterinario realice un seguimiento preciso del paciente durante todo el tiempo que dure el tratamiento.


Medicamentos:

-el metimazol es un fármaco muy efectivo y bien tolerado por el gato que se puede utilizar en tratamientos a largo plazo. Actúa de forma que reduce la formación de hormonas tiroideas pero no afecta al tejido de la glándula. Puede tener algunos efectos secundarios pero en la mayoría de los casos carecen de importancia.


- Yodo radioactivo: en los lugares donde es posible encontrar este tratamiento es una buena opción ya que evita el riesgo de la anestesia y de la cirugía. Actúa de forma que destruye el tejido enfermo.

- Dieta: existen en el mercado dietas específicas que ayudan en el tratamiento de este problema. Para que sean efectivas el paciente deberá tomarlas durante toda su vida.

- Cirugía: en la mayoría de los casos es una opción adecuada para tratar el hipertiroidismo.
 

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