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La leishmaniosis, más vale prevenir…

 Una de las patologías más temidas por los propietarios de mascotas es la Leishmaniosis. Es causada por la picadura de un mosquito de hábitos nocturnos y cuando el parásito se difunde por el organismo del animal, lo hace por la piel o por determinados órganos. Para prevenirla, consulta a tu veterinario, hay diferentes medidas de las que el Colegio de Veterinarios de Alicante informa en su campaña “La salud de tu mascota, es la salud de tu familia”

 

Está causada por un microorganismo parásito, del Género Leishmania. Afecta a los vertebrados con la ayuda de la picadura de las hembras de una especie muy concreta de mosquito, de hábitos nocturnos. Transmiten la enfermedad de un animal enfermo a uno sano, al ingerir parásitos junto con su alimento. Estos se desarrollan en el interior del mosquito, que los inoculará cuando vuelva a picar a otro animal, cerrando así el ciclo del contagio.

 

Cuando el parásito se difunde por el organismo del animal, no lo hace al azar, tiene sus claras preferencias: o por la piel, provocando Leishmaniasis cutánea, o por determinados órganos, causando la Leishmaniasis visceral. Cuando la piel es el punto de destino elegido podremos apreciar caída de pelo, úlceras, crecimiento excesivo de las uñas y pérdida de la coloración de la nariz. En el caso de afectar a una o más vísceras, el animal presentará unos síntomas que dependerán de los órganos afectados.

 

Ante la duda acudiremos a nuestro veterinario. Existe una sencilla prueba que permite en la mayoría de los casos, saber si nuestro animal padece esta enfermedad. Coger el problema a tiempo suele ser fundamental, para conseguir buenos resultados. Por ello que se recomienda realizar una prueba rápida de diagnóstico todos los años en las zonas donde el problema es más frecuente, como este, sur, y centro de la península.

Si se confirma que nuestro animal es positivo, no hay que darse por vencido, ya que existen tratamientos que consiguen mantener un buen estado general de la mascota. También hay que decir que a pesar de todos los esfuerzos y combinaciones farmacológicas, no existe una cura definitiva. A pesar de todo, cada vez son más los animales enfermos que tras un tratamiento individualizado, y realizando controles periódicos, mantienen una correcta calidad de vida.

 

En España, el reservorio más importante demostrado es el perro. Esto constituye un motivo de preocupación por nuestra elevada población canina, aunque la presentación de esta patología no es geográficamente uniforme. Es más frecuente en el este, sur, y centro de la península. Así, por ejemplo, se calcula que entre un 5 y un 10 por ciento de los perros, están afectados por la enfermedad en zonas como Cataluña, Madrid, Murcia, Castilla-La Mancha, Baleares y Navarra.

 

Asimismo, al igual que a los animales, el mosquito hembra de la leishmaniosis también puede picar a los humanos y transmitirles la enfermedad. Ésta tiene dos formas clínicas, una que provoca lesiones en la piel, y otra que consiste en la lesión de órganos como el hígado o el riñón. Esta forma visceral se da con mayor frecuencia en personas con inmunodeficiencia.

 

Se calcula que hay unos 12 millones de casos en todo el mundo de Leishmaniosis humana, y que cada año hay entre 1 y 2 millones de nuevos casos para las formas cutáneas, y quinientos mil nuevos casos de la visceral. Sin embargo, se considera que los datos oficiales subestiman la realidad de la afección humana por estos protozoos, debido a varios factores. De entrada, la leishmaniosis se declara obligatoriamente en tan sólo 40 de los 88 países más afectados, y la mayoría de los datos oficiales se obtienen exclusivamente a partir de la detección pasiva. Además hay numerosos casos no diagnosticados o no declarados, y una elevada proporción de personas infectadas, pero sin síntomas.

En España esta enfermedad no es de declaración obligatoria desde 1995, dándose hasta entonces alrededor de 100 casos nuevos al año. Actualmente se sigue declarando en algunas Comunidades Autónomas, como la valenciana, donde se dan entre 20 y 30 casos nuevos al año, o la de Madrid, donde se registran entre 10 y 27.

 

En definitiva, se trata de una enfermedad que necesita mayor atención de las administraciones sanitarias, tanto a nivel de divulgación entre los propietarios de los perros, como en cuanto al estudio de su incidencia real.

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