La tos de las perreras

La traqueobronquitis infecciosa o tos de las perreras es una enfermedad respiratoria que afecta a los perros. Resulta altamente contagiosa y son muy numerosos los agentes infecciosos que la pueden causar como virus, bacterias, micoplasmas, hongos y parásitos.

 Síntomas

En realidad la tos de las perreras es un síndrome, es decir, un conjunto de síntomas y signos clínicos. En este caso, una tos seca y áspera que puede seguir con arcadas y ahogos es un indicio de que el perro puede padecer esta patología. La tos se inicia a los 3 o 4 días de entrar en contacto con el organismo patógeno y se prolonga durante semanas si no se pone remedio; si se actúa de forma adecuada no suele durar más de 15 días. Igualmente es más frecuente tras realizar ejercicio físico.

Esta enfermedad se manifiesta de modo más grave en los cachorros, que pueden tener tos húmeda con descargas nasales y oculares mucosas e incluso con pus.

Otros síntomas son: ruidos característicos de bronquitis en la auscultación, aumento de la temperatura corporal (hipertermia), falta de apetito (anorexia), decaimiento o vómitos.

 El problema del hacinamiento

Si bien esta enfermedad no se transmite a las personas, en ocasiones se compara con la gripe humana debido a su facilidad de contagio a través del aire (estornudos) o por contacto directo (nariz con nariz). Por este motivo hay que prestar especial atención a aquellos lugares en los que se congregue un número elevado de perros de diferentes edades y características: perreras, tiendas de animales, criaderos, residencias caninas, centros de adiestramiento, clínicas veterinarias e incluso concursos, exposiciones y parques. Es en estos lugares donde se puede transmitir la patología con más facilidad y rapidez.

Por otra parte también se sabe que existen diferentes factores ambientales que influyen en la gravedad de la enfermedad como el exceso de frío o de calor, la humedad o el estrés. Cualquiera de estos elementos debilita las defensas naturales del animal y puede facilitar la entrada de los organismos patógenos.

 Tratamiento

En los casos más graves es probable que recomiende la administración de antibióticos; en otras ocasiones puede recetar antiinflamatorios para paliar la irritación de las vías respiratorias.

No obstante, si el caso es leve, no requiere tratamiento. Tan sólo habrá que seguir unas sencillas recomendaciones como el reposo, evitar situaciones de estrés, corrientes de aire y cambios bruscos de temperatura.

 Prevención

Si mantenemos al perro en buenas condiciones ya habremos dado un paso importante para prevenir la aparición de la enfermedad. Por ejemplo, es recomendable no salir a la calle en invierno y con lluvia, si hace frío se debe abrigar a la mascota de forma conveniente y los cachorros no deben frecuentar lugares donde haya otros perros hasta que el veterinario lo indique. No obstante ante los primeros síntomas hay que acudir al veterinario.

Conviene vacunar al animal, sobre todo antes del invierno, si se tiene pensado dejarlo alojado en alguna residencia, etc. y administrar un recuerdo anual.

 Recuerda

Nunca hay que ofrecer medicamentos de uso humano a los animales. El único que puede recetar el producto adecuado es el veterinario.

Conviene tratar la enfermedad a los primeros síntomas para evitar que se agraven y el estado del animal empeore.

El principal agente que causa esta enfermedad es una bacteria denominada Bordetella bronchiseptica, aunque también la pueden provocar ciertos virus como el de la parainfluenza canina o el virus del moquillo canino. 

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