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Problemas de piel en los gatos

Existen numerosos factores que pueden afectar a la piel del gato, desde parásitos externos hasta alergias alimentarias. En estos casos, es necesario llevar al animal a la consulta del veterinario para que descubra qué es lo que sucede y pueda aplicar el tratamiento adecuado.

Atención a estas señales
• Rascado y lamido continuo de la piel, en especial alrededor de la cabeza y cuello.
• Costras.
• Enrojecimiento o inflamación.
• Calvas redondas en la cara y patas.
• Sarpullido.
• Pérdida de pelo.
• Drenaje de sangre o pus.

Tiña
La tina es la infección fúngica más habitual que puede afectar al gato. En estos casos su piel muestra zonas circulares sin pelo, en especial en la cabeza y las extremidades, aunque pueden aparecer en otras partes del cuerpo. Es muy contagiosa, por lo que debe ser tratado tanto el gato como el ambiente en el que se encuentra para evitar que se transmita la infección.

Pulgas
Estos parásitos además de irritar la piel también pueden provocar una respuesta alérgica en el gato, la denominada dermatitis alérgica a la picadura de la pulga (DAPP). Los animales se rascan en exceso, pierden pelo alrededor de la base de la cola y la piel se irrita y enrojece.

Alergias
Una reacción alérgica aparece cuando el gato se ve expuesto de forma repetida a un material que causa dicha reacción, por ejemplo, semillas, moho o césped, en el caso de las alergias estacionales y leche, pollo, maíz, etc., en el de las alergias alimentarias. El sistema inmunitario del animal reconoce estas sustancias como extrañas y desen¬cadena una reacción que puede provocar prurito y sarpullido en su piel.

Factores ambientales
Algunos productos como champús o correas también pueden irritar la piel del gato, lo mismo que la exposición al sol. A veces, un ambiente demasiado seco, por ejemplo en invierno cuando la calefacción está en marcha, también puede resecar la piel del gato.

Acné felino
No solo los adolescentes padecen acné, también los gatos pueden sufrir esta condición. Parece ser que una de sus causas son los platos de plástico ya que este material recoge bacterias y suciedad que se acumulan en las pequeñas heridas o cortes que pueda haber en la piel del gato y lo infectan. Para evitarlo se recomienda utilizar recipientes de metal o vidrio y lavarlos cada día.

Tumores
Una amplia variedad de tumores tanto benignos como malignos pueden afectar al estado de la piel del gato.

Bacterias y levaduras
Por lo general estas infecciones suelen surgir tras la aparición de otro problema dérmico, aprovechando que el gato está bajo de defensas.

Estrés
El estrés y la ansiedad pueden hacer que el gato se lama y muerda en exceso, lo que a su vez causará pérdida de pelo. Eliminar la causa que le provoca el estrés será la mejor manera de combatir este problema.

Diagnóstico
Lo primero que hará el veterinario será elaborar un historial y un examen completos del animal. Después es probable que realice algunas pruebas específicas para encontrar la causa del problema. Por ejemplo, es habitual efectuar un rascado de la piel y analizarlo en el microscopio en busca de ácaros, así como hacer un cultivo bacteriano o una biopsia. Un análisis sanguíneo determinará el estado de salud general del animal.
En algunos casos es necesario realizar un test para determinar si existe alergia a algún ingrediente de la comida o bien a otras sustancias.

Tratamiento de los problemas de piel
Una vez efectuado el diagnóstico, el veterinario decidirá cuál es el tratamiento más adecuado:
• Productos tópicos para evitar los parásitos.
• Medicación: antibióticos o antifúngicos.
• Algún complemento alimenticio rico en ácidos grasos esenciales.
• Productos para controlar el prurito.
• Dieta hipoalergénica para las alergias alimenticias.

Prevenir los problemas de la piel
Estas son algunas indicaciones para evitar en la medida de lo posible que aparezcan problemas en la piel de los gatos:
• Utilizar champús y productos naturales o hipoalergénicos específicos para felinos.
• Cepillar al gato de forma regular para evitar la formación de bolas de pelo.
• Dar al gato una alimentación sana y equilibrada.
• No olvidar los tratamientos antiparasitarios.
• Proporcionar un ambiente relajado.
 

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