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El animal geriátrico

La vejez es un proceso natural que conlleva una serie de cambios en la vida de los animales, y una adaptación del propietario a las nuevas necesidades de la mascota. Con el paso de los años y al mejorar los cuidados dedicados a los animales de compañía, nos encontramos con mascotas cada vez más longevas, lo que implica que algunas patologías y enfermedades que antes los veterinarios no solían diagnosticar ni tratar se están convirtiendo poco a poco en algo habitual en las consultas veterinarias. 

Cuando se hace mayor…
Existe una pregunta que todo propietario se hace: ¿cuándo puedo considerar mayor a mi mascota? En general, los gatos son más longevos que los perros, y dentro de los caninos existen diferencias entre las distintas razas. Cuanto más pequeño sea el tamaño del perro, mayor será su esperanza de vida. Pero como datos algo más concretos, podemos decir que un gato es sénior a partir de los 8 o 9 años, y un perro alrededor de los 7.

Falsos mitos
La vejez no es una enfermedad, sólo es una etapa más. Por eso no es lógico ni ético justificar los síntomas de una enfermedad (dolor, sarro, pérdida de pelo, delgadez, etc.) como que “son cosas de la edad”. Ninguna mascota tiene porqué sufrir por el mero hecho de ser mayor.


El envejecimiento acarrea consigo una serie de cambios físicos y metabólicos de los que debe ser consciente el propietario de la mascota en cuestión. Por otra parte, algunas patologías aparecen más frecuentemente en animales mayores, y muchas de ellas, además, requieren el paso por quirófano. Hay que tener en cuenta en todo momento la edad del paciente, claro está, pero tras una buena exploración preanestésica y el visto bueno veterinario cualquier animal geriátrico puede someterse a un tratamiento quirúrgico y mejorar su calidad de vida.

Signos de envejecimiento
Los propietarios de mascotas sénior pueden observar una serie de cambios típicos; aunque ¡ojo! muchos de estos cambios también pueden estar causados por enfermedades, de ahí la importancia de realizar con cierta frecuencia revisiones veterinarias en los animales geriátricos. Algunos ejemplos son:


1. Movimientos más lentos: muchas veces son cambios sutiles como que se acortan los paseos, les cuesta más levantarse o subir escaleras; y en el caso de los gatos siestas más largas de lo normal o dificultad para trepar a zonas fácilmente accesibles anteriormente.
2. Pérdida de audición: poco a poco se van perdiendo las capacidades auditivas.
3. Ojos “nublados”: con el paso del tiempo el crista¬lino pierde su transparencia, la mirada ad¬quiere un tono grisáceo y se reduce la visión.
4. Aclaramiento del pelo: aparecen pelos grises (canas), sobre todo por la cara.

Cuándo empezar los chequeos geriátricos
A partir de ciertas edades, 7 años en perros y 8 años en gatos, es muy recomendable realizar chequeos geriátricos para verificar la salud del animal con cierta frecuencia.


Siguiendo una adecuada prevención y tratando precozmente las patologías que surjan, se puede retrasar notablemente el envejecimiento y potenciar la calidad de vida de las mascotas sénior.
Existen algunos síntomas que pueden alertar al propietario de procesos patológicos o dolencias varias. En estos casos, se tiene que adelantar la visita al veterinario para detectar cuanto antes la causa del problema:


• Dolor al movimiento o cojeras.
• Presencia de sarro, mal aliento o sangrado de las encías.
• Cambios de comportamiento.
• Alteraciones del apetito o de la ingestión de agua.
• Aparición de síntomas extraños.

Cuidados específicos
• Higiénicos: continuar con la rutina básica de aseo, pero poner especial atención por si detectas síntomas extraños. Habrá que hacer especial hincapié en la limpieza de ojos, oídos, boca, sacos anales; en el corte de uñas y en los baños. Utiliza siempre productos veterinarios que se adecúen a las características de tu mascota.
• Nutricionales: con la edad las necesidades nutricionales varían y a veces adquieren un apetito caprichoso. Es importante suministrarles una alimentación apropiada a su edad y de calidad. Conviene evitar la obesidad, racionando la comida y con ejercicio adecuado.
• Físicos: es importante que la mascota continúe siendo activa. Seguir unos ejercicios adecuados, regulares y moderados ayudarán a mantener un buen tono muscular y una buena movilidad articular.
• Emocionales: ser comprensivos con los cambios que sufre el animal. Hay que tener en cuenta que a veces cambia su carácter, se vuelven más gruñones; en ocasiones pierden la higiene, por incontinencia urinaria; se reduce su vitalidad y efusividad inicial. Sé consciente de que a estas edades especialmente las mascotas necesitan sentir el afecto y el contacto de sus amos.
 

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