La amenaza de los virus

Hoy, 28 de septiembre, en el Día Mundial contra la rabia, es quizá el moejor momento para repasar conceptos, para saber qué son los virus, cómo afectan a la salud animal e incluso a la humana y cómo las vacunas son claves en su prevención. Los virus son agentes infecciosos microscópicos capaces de causar enfermedades tanto en animales como en plantas. Son entidades biológicas que necesitan invadir las células vivas para poder replicarse. Una característica particular de los virus es que no les afectan los antibióticos.

Si no se vacunaran a los animales de compañía, las enfermedades víricas diezmarían la población de mascotas y, lo que es peor, se podría perjudicar gravemente la salud de las personas. La vacunación regular de la población es necesaria para evitar la diseminación y para el control de las enfermedades víricas, que en muchos casos pueden llegar a ser mortales, tanto en el plano de la medicina veterinaria como en medicina humana.

Los virus cambian
Los virus son capaces de mutar con bastante facilidad y frecuencia. Esto implica que no sólo se debe mantener una rutina de vacunación constante (año a año o bianual), sino que muchas veces las vacunas cada cierto tiempo tienen que renovarse para hacer frente a estos virus modificados. Un claro ejemplo lo tenemos con el virus de la gripe en personas, que exige una nueva vacuna año a año.

Plan vacunal
Los veterinarios desarrollan unos programas de vacunación individuales para cada mascota, en función de sus características: edad, estado de salud, riesgos de infección, etc. Existen muchas enfermedades que están ampliamente diseminadas por nuestro territorio y son de una gravedad considerable, ya sea porque pueden producirles la muerte a las mascotas o porque son enfermedades que se pueden trasmitir a las personas (zoonosis). Todo animal de compañía siempre debería estar vacunado frente a este tipo de enfermedades para asegurar su propia salud y la de sus propietarios.

Primeras vacunas
Un programa de vacunación completo resulta de la suma de la primovacunación inicial y los recuerdos de vacunas necesarios a lo largo de la vida del animal. Es muy importante comenzar con este programa cuando el animal aún es cachorro, con la llamada primovacunación.

Las madres trasmiten a sus crías cierta inmunidad (defensas) tras el parto y durante la lactancia, por lo que en sus primeros días están parcialmente protegidos, pero sobre la sexta semana de vida los cachorros comienzan a perder esta inmunidad maternal y se hace necesario iniciar la primovacunación. Esta se caracteriza por utilizar unas pautas y vacunas especialmente diseñadas para cachorros que estimulan el sistema inmune para que su or-ganismo adquiera las defensas necesarias para luchar contra los virus. Tras estas primeras vacunas se deben mantener unos re¬cuerdos de las mismas, al año o cada dos, dependiendo del tipo de vacuna, para mantener la efec¬tividad de la vacunación.

Tipos de vacunas
Existen diferentes vacunas para gatos y para perros, ya que a estas dos especies no siempre les afectan los mismos virus.
Las vacunas se clasifican como vivas y no vivas, dependiendo del tipo de elemento del virus que contenga cada inyección.
También se pueden catalogar las vacunas como monovalentes o polivalentes (tri o heptavalente) en función de la cantidad de virus frente a los que proteja.

Intolerancia a las vacunas
Como cualquier otro medicamento, siempre que se administre una vacuna (sobre todo, primovacunación o nuevas vacunas) el paciente puede padecer una leve alergia a la misma. Aunque es relativamente normal que después de la vacunación el animal esté un poco más desanimado (ya que le pueden subir unas décimas la fiebre), si el propietario aprecia que la mascota se encuentra especialmente inmóvil o letárgica, u observa cualquier otro síntoma, debe ponerse en contacto con el veterinario para realizar una nueva exploración.

No siempre efectivo al 100 %
Hay que tener en cuenta que la medicina no es una ciencia exacta. Las vacunas no pueden asegurar al 100 % que un animal nunca más vuelva a padecer una enfermedad vírica.
 

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