Para crear lazos de unión entre mascotas y niños hace falta paciencia, dulzura y persistencia. Algunos consejos pueden ser de utilidad y para lograr tal cosa podrí ser clave que: Alimenten a la mascota; le den premios (trocitos de jamón, queso, etc.); la acaricien con cuidado, sin sujetarle fuerte y sin gritar. Los niños adquirirán una responsabilidad atendiendo a sus mascotas y aprenderán a observar, comprender, relacionarse y jugar con sus amigos peludos. Además, el contacto con los animales estimula la afectividad, ayuda a los niños a ser más sociables, potencia la sensibilidad, etc.
Los resultados merecerán la pena para la educación y desarrollo del niño.
Un estudio americano aboga a favor de las mascotas en el entorno de bebés lactantes, ya que han demostrado que los niños que viven durante el primer año de vida en presencia de un gato o de un perro desarrollarán una respuesta inmunitaria que favorece la prevención de los trastornos asmáticos y las alergias.
Con gatos
Para el gato, los niños son pequeños seres humanos que se mueven mucho y que no controlan todavía sus movimientos. El gato se asusta fácilmente con las carreras y los gritos de los niños cuando juegan. Como ocurre con muchos mamíferos, los gatos son más dulces y más indulgentes con los niños que con los adultos. Esto significa que un gato puede acabar con las caricias que le molestan, arañando o mordiendo la mano de un adulto, mientras que se abstendrá de atacar a un niño que lo apretuja y preferirá huir. Cuando está molesto por ese trajín prefiere escapar y esconderse, esperando a que vuelva la calma.
Si el gato dispone de un escondite seguro, no hay ningún problema, descansará tranquilamente y saldrá cuando todo haya vuelto a la normalidad. Sin embargo, si no encuentra donde refugiarse, puede sentirse acorralado y tener miedo del niño que lo persigue o que simplemente está alborotado. En este caso puede volverse agresivo para defenderse de lo que siente como un acoso. Si se trata del niño de la familia y la situación se produce repetidas veces, este acoso puede desencadenar la aparición de una ansiedad que llamamos “síndrome del gato juguete”. Si tu gato no soporta la presencia de los niños, tranquilo, esto puede solucionarse con el paso del tiempo… ¡y con premios!
Entre niños y perros
Un perro bien socializado reconoce si está en presencia de un hombre, una mujer o un niño por el olor, la manera de moverse y la voz. Actuará de distinta forma en función del tipo de persona con la que se encuentre. Los niños son considerados como seres vulnerables que no representan ninguna amenaza, en lo que concierne a la jerarquía, y consideran que pueden jugar con ellos tranquilamente. Si los niños son los “pequeños” dominantes, el perro se pondrá a su disposición. Pero si el propietario no ocupa el lugar dominante, el perro puede “hacerse cargo” de la educación de los niños y ponerlos en el lugar que les corresponde cuando “creen” que no se comportan bien. Este hecho puede suponer algún riesgo en la convivencia.
Reglas de higiene
Muchos padres se preocupan por los posibles riesgos para la salud de su hijo pequeño por el hecho de tener una mascota. No obstante, si se practican unas básicas y sencillas reglas de higiene, no habrá de qué preocuparse:
• Evita que el niño bese, chupe o muerda al animal, sobre todo cerca de la nariz y de la boca.
• Recuérdale que tiene que lavarse las manos después de haber jugado con la mascota, sobre todo antes de tocar o comer alimentos.
• Sigue los protocolos de desparasitaciones y vacunaciones recomendados desde el centro veterinario.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org