Las cenizas de su perro, en un colgante

Las grandes superficies y la crisis ganaron la batalla a Eduardo, Sergio, Carlos y Raquel, cuatro hermanos que tuvieron que echar el cierre a su negocio de alimentación de toda la vida en el mercado Tirso de Molina del paseo de Extremadura. Pero estos madrileños, con edades comprendidas entre los 27 y los 40 años, no tiraron la toalla y el año pasado decidieron abrir en el municipio de Alcorcón la segunda empresa dedicada a la cremación de animales, Cremascota.

Supieron reconvertir su forma de ganarse la vida con un oficio que entiende más de sentimientos que de bolsillo. «Se nota que ha bajado la demanda, pero tenemos entre cinco y diez incineraciones diarias. Es un día especial con uno más de la familia. Comprar unas playeras puede esperar, pero despedirse de tu mascota, no», manifiesta Sergio Lázaro, uno de los cuatro socios.

Hasta 280 euros por cremar

En abril de 2005, las hermanas Sara y María Isabel Alcaide, también madrileñas, pusieron en marcha el primer crematorio de mascotas en Sevilla la Nueva,Hadescan. Su lema insignia es: «El digno final que ellos se merecen».

«Hay gente que si no tiene dinero, nos pide que si hay alguna forma de pagarlo a plazos. Lo que hacemos es que le guardamos el animal en una de nuestras cámaras y lo incineramos cuando puede abonarlo», explica una de las trabajadoras de Hadescan.

Si Cremascota nació por la crisis, Hadescan lo hizo por dar servicio a una necesidad que no tenía cobertura en la región. Murió una de las mascotas de las dueñas de Hadescan a causa de leishmaniasis y tuvieron que incinerarla en Barcelona. Fue entonces cuando decidieron montar su negocio, donde también atienden una media de diez animales al día, apuntan.

Los precios por quemar a su mascota (con transporte, velatorio, cremación y urna incluidos) van desde los 205 euros (por animales de 0 a 20 kilos) hasta los 245 (de 20 a 40 kilos) y los 280(para más de 40 kilos).

Un cerdo vietnamita, lo más raro

Suelen ser perros y gatos, especifican desde las dos empresas, para los que hay mayor demanda de sus servicios. Conejos y cobayas ocupan el tercer ranking. Les seguirían hurones,hámsters y tortugas. Desde Hadescan cuentan que las peticiones más raras que les han llegado han sido un cerdo vietnamita y una rata.

Cuando le llega la hora al animal, en estos centros se acicala el cadáver y se coloca tras una cristalera para que sus dueños lo puedan velar. Después, los amos deciden hasta qué momento quieren dar el adiós a su mascota. Si lo desean, pueden ver cómo se quema, un proceso de dura entre hora y hora y media, o marcharse y se les entregan los restos en casa.

Cenizas en distintas urnas

Las cenizas se guardan en una urna que incluye el precio inicial. Si se desea cambiar el recipiente, puede suponer un extra de entre 35 y 300 euros que cuesta el más sofisticado. Incluso se puede solicitar un colgante para guardar restos del animal en él.

Los crematorios de mascotas surgen como una alternativa a que los veterinarios «envíen los cuerpos de los animales a macroincineradoras de ganados o se les despida como residuos urbanos», sentencia Sergio Lázaro.

Fuente: TATIANA G. RIVAS PARA ABC.ES