Ceder documentos sanitarios en blanco, pan para hoy y problemas legales para mañana

Tan lejos como en julio se informaba de la condena por “intrusismo” lograda tras una denuncia del Colegio de Veterinarios de Alicante (Icoval) contra un auxiliar de veterinaria que era titular de un criadero de perros en Elche. Entre las irregularidades comprobadas figuraba la de vacunar aportando a sus clientes documentación sin la firma de un veterinario colegiado. Pero el intrusismo no sólo se ve alimentado por terceros sino que, en ocasiones, viene también propiciado por las prácticas ilegales de algunos veterinarios que ceden documentos pese a conocer de lo ilegal de tal práctica. Icoval ha abierto un nuevo expediente ahora por este último caso.

“Somos y seremos tan inflexibles con el intrusismo contra la profesión veterinaria de otros colectivos no cualificados, como con el que provocan los propios colegiados”, advierte el presidente de la entidad alicantina, Luis Eduardo Montes, quien reclama a los veterinarios alicantinos colaboración para que pongan en conocimiento de la entidad posibles casos como el citado.

Criadero
De nuevo y gracias a la información aportada, Icoval ha podido conocer de la existencia de un profesional que, probablemente buscando unos fáciles ingresos extras, entregaba al parecer a un criadero de perros documentos sanitarios en blanco para que sus responsables pudieran cumplimentarlos y vacunar a su antojo y por tanto sin control veterinario a cuantos animales fuera necesario.

Tal práctica, a veces por dejadez o exceso de confianza, a veces por mero afán lucrativo y más allá de ser ilegal, se encuentra detrás de buena parte de los casos de tráfico ilegal de animales de compañía que en los últimos meses están salpicando las páginas de los periódicos de información general. Tramas organizadas de venta de animales, muchas veces enfermos o entregados en deplorables condiciones, importados de países del Este o procedentes de criaderos ilegales o de dudosa legalidad que suelen contar con la complicidad voluntaria o involuntaria de algunos veterinarios. 

Prácticas que, como incide Montes, “dañan la integridad profesional de todo el colectivo, que van mucho más allá de la competencia desleal o de la falta de deontología, que facilitan el intrusismo profesional y que con ello agravan la creciente precariedad laboral del veterinario clínico y que -huelga incidir- que también impiden el necesario control sanitario y de vigilancia epizootiológica que deben tener las mascotas”.

Denunciar, un deber
Por todo ello, Icoval ha recordado a sus colegiados que en los Estatutos de la corporación y entre los deberes de los colegiados, figura en el apartado ‘g’ el “denunciar por escrito a la entidad cualquier acto de intrusismo,”. Es más, en el referido código también está contemplado, en apartado ‘j’, que “amparar o encubrir” casos como el citado puede considerarse como “falta grave”.

“Afortunadamente en Alicante son muy pocos los que ceden a la tentación de facilitar estos documentos oficiales pero el daño que causan al conjunto de la profesión es muy grande”, señaló Montes quien garantiza que, en caso de denuncia, Icoval “pondrá todos los medios y recursos necesarios” para actuar contra los infractores.